Los modelos de atención de las instituciones de personas mayores están cambiando, y evolucionan a nuevos modelos en que la persona usuaria se convierte en un “elemento activo y participativo” dentro de la organización, con el objetivo de que siga teniendo control sobre su vida y continúe desarrollando su proyecto de vida.
Lo que se pretende lograr es, convertir las residencias en verdaderos hogares para las personas mayores, consiguiendo que la mirada, la valoración y la atención profesional hacia ellas no se haga desde la condición de “pacientes” o “dependientes” sino que se realice desde la consideración de “personas” a las que hay que apoyar para que sigan manteniendo su autonomía y controlen su vida.